- Raciones: 8 Persona(s)
- Tiempo de Preparación: 25
- Tiempo de Cocinado: 45
- Calorías: 320
- Dificultad:
Fácil
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Los bizcochos se definen por su increíble versatilidad, presentándose como una de las bases imprescindibles de la repostería. Fáciles de ejecutar, pero difíciles de dominar, se suelen agrupar en varios tipos, definidos por la adicción o no de algún tipo de grasa. En este caso, y dado que se trata de un bizcocho de nata, hablamos de un bizcocho pesado, pues incluye nata entre sus ingredientes. Se caracterizan por ser algo menos esponjosos, a cambio de ofrecer más jugosidad.
Esta masa básica puede ser un fin en sí misma, como en el caso que nos ocupa, o un medio a través del cual conformar una elaboración más complejo, por ejemplo, una tarta. La palabra bizcocho proviene del latín biscotus, o lo que es lo mismo; cocidos dos veces. Esta técnica se concretaba en unas tortas que se horneaban dos veces, dejándolas demasiado secas. La finalidad de esta doble cocción no era otra que eliminar la humedad para una mejor conservación.
Las tropas romanas y los marineros del siglo XVI las utilizaban como recurso no perecedero en sus travesías, distando bastante del concepto de bizcocho presente en la actualidad. Igualmente, este primer precedente sentó las bases de una escuela que más tarde se extendería por todo el mundo. Probablemente, en España, el primero en comercializar un bizcocho dulce similar al que conocemos hoy día, fuera un pastelero ligur afincado en Madrid durante la década de 1700.
Tanto es así, que en Italia al bizcocho lo bautizaron como pan di Spagna. Somos conscientes de que la repostería puede llegar a ser especialmente frustrante, requiriendo de medidas precisas y una técnica depurada. Este bizcocho de nata, si bien parece sencillo, demanda ciertos conocimientos básicos para conseguir un resultado excelente. Personalmente, considero que es uno de los bizcochos más sabrosos y agradecidos de cuantos existen. ¡Manos a la masa!
Ingredientes
Instrucciones
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- Primeramente, y dado que la mezcla se prepara en un santiamén, precalentaremos el horno a 170º con calor arriba y abajo. Asimismo, sacaremos el molde que vayamos a utilizar, en este caso uno de 20 centímetros de diámetro antiadherente con fondo desmontable. Lo engrasaremos con un poco de mantequilla o mantequilla en spray, espolvoreando sobre ella una fina capa de harina.
- Recordarte que todos los ingredientes de esta receta deben permanecer a temperatura ambiente, evitando así choques de temperaturas que impidan a la masa ligar correctamente. Comenzaremos batiendo los huevos en un bol junto al azúcar durante unos 5 minutos o hasta que logremos blanquearlos, doblando su volumen, lo que redundará en una esponjosidad más notable.
- Cuando estén perfectamente espumados, añadiremos la ralladura de limón, procurando no arrebatar la parte blanca del limón, el albedo, de sabor profundamente amargo. Siempre recomiendo emplear un microplane, el que se ha labrado por méritos propios el título de mejor rallador de cocina para cítricos, consiguiendo virutas intactas que mantienen el aroma y perfume.
- Seguidamente, verteremos la nata, batiéndolo poco a poco con una varilla manual o eléctrica. Incorporaremos la harina previamente tamizada, además de la levadura y la pizca de sal. No lo haremos de golpe, sino en tres randas, integrando los ingredientes secos suavemente con la ayuda de una lengua. En caso de que persistan los grumos, meteremos el túrmix un minuto.
- Tampoco abuses en este caso de la batidora, la cual preferiblemente colocaras en la potencia más baja, o de otro modo correrás el riesgo de que todo el aire insuflado en el batido desaparezca, y con él, la jugosidad del bizcocho. Echaremos la masa en el molde que habíamos preparado anteriormente, procurando hacerlo desde poca altura y con la máxima cautela.
- Introduciremos el molde a media altura sobre una rejilla durante unos 45 minutos aproximadamente, tiempo que variará en función del horno, el tamaño del molde y otras variables. Como solemos hacer habitualmente, nos cercioraremos de que está cocido antes de sacarlo introduciendo un palillo o cuchillo en el centro, comprobando que este sale impoluto.
- Transcurrido el tiempo, lo sacaremos del horno y dejaremos que se atempere antes de desmoldarlo. Puede conservarse durante unos pocos días a temperatura ambiente, evitando que entre en contacto con el aire manteniéndolo filmado al ras. Como sugerencia de presentación, te proponemos, por ejemplo, rellenarlo con frosting de queso crema o acompañarlo de un helado.
- ¡Qué aproveche!
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