- Raciones: 8 Persona(s)
- Tiempo de Preparación: 30
- Tiempo de Cocinado: 45
- Calorías: 540
- Dificultad:
Fácil
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El bizcocho de zanahoria, conocido internacionalmente como carrot cake, acapara las vitrinas de las confiterías, convertido en uno de los postres más demandados del momento.
Curiosamente, no se trata de una elaboración moderna, remontándose a la Edad Media.
Estamos ampliamente familiarizados con un amplio surtido de endulzantes, como el azúcar blanquilla o la miel, pero no siempre fueron tan abundantes y accesibles, obligando a los cocineros a agudizar el ingenio.
Por suerte, para todos, la tierra nos ofrece una serie de frutos con un poder endulzante destacable, entre los que se encuentran la remolacha, la calabaza, o la que nos ocupa hoy; la zanahoria.
A menudo se genera confusión en torno al concepto de bizcocho de zanahoria y tarta de zanahoria, ya que pese a esa diferenciación que en ocasiones se da, son exactamente la misma cosa. O sea, la tarta de zanahoria es más un bizcocho que una tarta, algo deducible a través de su formulación y que podéis comprobar en esta receta de tarta de zanahoria con Thermomix.
La carrot cake se ha instalado en el inconsciente colectivo como un postre genuinamente estadounidense, no obstante, el auge y popularización de su consumo tiene su punto de partida en la Segunda Guerra Mundial, en Reino Unido, cuando el racionamiento obligó a economizar recursos.
De aquí dio el saltó al otro lado del Atlántico, y para los años 60 la receta del bizcocho de zanahoria ya estaba presente en todas las cafeterías de Norteamérica, contando con una amplia demanda.
Cómo hacer un esponjoso bizcocho de zanahoria de la abuela
Generalmente, suele presentarse cubierto por un
frosting de queso crema batido con azúcar glas. Adicionalmente, se añaden unos frutos secos, generalmente nueces.
A priori pudiera parecer un
bizcocho al uso, pero sorprende con una miga gruesa muy húmeda donde predomina ese dulzor sutil y armónico de la zanahoria.
Nos enfundamos el mandil para dar forma a uno de los bizcochos más exquisitos de cuantos se pueden preparar en casa. ¡Arrancamos, manos a la masa!
Ingredientes
Instrucciones
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- La mayoría de variedades que actualmente se encuentran en los supermercados tienen un dulzor notable, puesto que son mucho más apreciadas por los consumidores. Deben estar lo más frescas posible, idealmente conservando las hojas. Comenzaremos pelando y rallando las zanahorias en un bol. Para esta tarea, emplearemos un simple rallador de queso, buscando un trazo grueso.
- Tamizaremos la harina sobre la zanahoria pelada, seguida del azúcar, la sal, el bicarbonato, la levadura y la canela, o sea, todos los ingredientes secos, removiéndolos con la mano. Aparte, en otro bol, añadiremos los húmedos, como son el huevo y el aceite, batiéndolos con una varilla de mano. Iremos vertiendo este mix sobre los secos, integrándolos cuidadosamente.
- No nos interesa un batido excesivo, ya que hablamos de un bizcocho de miga no demasiado aireada. Dispondremos un molde circular con fondo desmontable de unos 24 centímetros de diámetro. Previamente, untaremos toda su superficie con mantequilla y espolvorearemos un poco de harina, impidiendo así que se pegue a la hora de desmoldarlo. Precalentaremos el horno a 180º.
- Pondremos calor arriba y abajo, sin aire. Introduciremos la rejilla a media altura, y sobre ella, el molde con la mezcla. Tardará alrededor de 35 - 40 minutos en cocerse, tiempo que podemos aprovechar para preparar el frosting. Tan sencillo como agregar la mantequilla y el azúcar, batiéndola hasta que el azúcar se disuelva. A continuación, incorporaremos el queso crema.
- El resultado es una crema suave, fácil de untar. Estaremos pendientes del horno, introduciendo un palillo en el centro del bizcocho cuando lleve aproximadamente 30 minutos. Personalmente, no aguardo a que este salga totalmente seco, sino que prefiero que guarde cierta humedad. Una vez está listo, lo sacaremos y esperaremos a que se atempere antes de desmoldar.
- Cuando esté prácticamente frío, lo presentaremos encima de una rejilla. Con una espátula de repostería, cargaremos el frosting y recubriremos generosamente, tanto por la superficie, como por los lados. Finalmente, decoraremos con unas nueces partidas a la mitad, no demasiado desmigadas. Aconsejo conservarlo en la nevera filmado al ras, evitando que el frío la reseque.
- Opcionalmente, podríamos rellenarlo, como si fuera una tarta. Cortaremos el bizcocho a la mitad transversalmente con una segueta de repostería o, en su defecto, con un cuchillo bien afilado. Procederemos igual que con el recubrimiento, extendiéndolo de manera uniforme por el centro, y acoplando la tapa sobre la crema. Remataremos con una hoja de menta a modo de decoración.
- ¡Qué aproveche!
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