- Raciones: 4 Persona(s)
- Tiempo de Preparación: 25
- Tiempo de Cocinado: 45
- Calorías: 360
- Dificultad:
Fácil
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Las calabazas o calabacines son toda una institución gastronómica en las regiones que formaban parte del Imperio Otomano, desde los Balcanes hasta Egipto, pasando por Turquía y el Levante Mediterráneo. Están integrados dentro de una serie de preparaciones gastronómicas denominadas dolma, un conjunto de platos que consisten en una hortaliza u otro vegetal relleno. A menudo se emplea arroz o, como en el caso que nos ocupa, carne, cocinándose en el horno.
Comparten también técnica y procedimiento, pues se vacía el interior de los vegetales, retirando la pulpa y dejando espacio para la farsa, vocablo francés que en castellano significa relleno. Tan cotidiano y habitual en las fruterías y supermercados, el calabacín encuentra sus orígenes en el sur de los Estados Unidos, además de en buena parte de la zona norte de Sudamérica. Recientes fósiles hallados en una excavación revelan que su cultivo se remonta al año 8000 a.C.
En Europa lo acogimos mucho más tarde, proveniente de una de aquellas locas expediciones de Cristóbal Colón. Cuenta con la ventaja de que está disponible durante todo el año, lo que se traduce en precios muy asequibles. Se revela como un fantástico aliado para muchos de los males que sacuden este siglo: hipertensión, problemas digestivos, retención de líquidos y sobrepeso. Además de su innegable valor nutricional, contiene mucílago, una fibra altamente beneficiosa.
El mucílago posee la capacidad de absorber una gran cantidad de agua, procurándonos cierta sensación de saciedad, amén de estimular la motilidad. Incluir esta receta de calabacines rellenos de carne en nuestra dieta no supone ningún desafío, ya que resulta muy sencilla y rápida de preparar. Entre los meses de marzo y mayo encontraremos en el mercado la que se considera la mejor de las variedades, el calabacín blanco, de piel lisa y sabor suave con un sutil toque dulzón.
Ingredientes
Instrucciones
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- Precalentaremos el horno a 220º encendiendo tan solo la resistencia de arriba, función grill en algunos hornos. Partiremos los calabacines previamente lavados longitudinalmente, llevando a cabo unos cortes entrecruzados a lo largo y ancho de la pulpa, facilitando así el posterior vaciado.
- No es necesario pelarlos, es más, si seleccionamos la variedad de calabacín sugerida, su piel nos será tan apetecible como el interior, conservando de este modo todas sus vitaminas. Salpimentaremos generosamente, rociándolos con un poco de aceite de oliva virgen en spray.
- Dispondremos las mitades de los calabacines sobre una fuente refractaría, introduciéndolos a altura 4, es decir, una por encima de la mitad y una por debajo de la máxima, durante 20 o 25 minutos. Entretanto, procederemos a elaborar el relleno, picando las chalotas en brunoise.
- Pelaremos y cortaremos los ajos en láminas. En un sauté verteremos dos cucharadas de aceite de oliva virgen extra, salteando las chalotas junto a los ajos a fuego medio. Antes de que comiencen a coger color, añadiremos las carnes mezcladas, salpimentándolas y cocinándolas completamente.
- Transcurridos unos 10 minutos, con la carne perfectamente cocinada, agregaremos la pasta de tomate o, en su defecto, tomate frito natural, al cual le habremos quitado toda el agua posible con la ayuda de un colador. Lo último que nos interesa en esta receta es un exceso de humedad.
- Removeremos vigorosamente y verteremos el vino para desglasar, arrancando del fondo del sauté los azúcares caramelizados de la carne, que pasarán a integrarse en la farsa. Subiremos el fuego al máximo y dejaremos que se evapore casi por completo, al menos tres cuartas partes.
- Para entonces los calabacines ya estarán listos, retirándolos del horno, aguardando unos minutos a que se templen. Vaciaremos los calabacines valiéndonos de una cuchara sopera, apartando la pulpa y troceándola para mezclarla con la carne ya cocinada. ¡Aquí no se tira absolutamente nada!
- Rellenaremos los calabacines con una cuchara, aplastando la mezcla para compactarla, permitiendo un relleno generoso. No te preocupes si se ven un poco desbordados, es totalmente normal, asimismo, el queso actuará como agente aglutinante para que la carne no se separe.
- Finalmente, cubriremos de manera abundante con nuestro queso favorito, en este caso, un queso curado de cabra, pudiéndose sustituir por mozzarella o cualquier otro con destacables propiedades fundentes. Espolvorearemos un poco de perejil fresco picado y mandaremos al horno.
- Gratinaremos a temperatura máxima durante 10 minutos, o hasta que el queso haya creado una sugerente costra crujiente y dorada. Como sugerencia de presentación, los serviremos en un plato amplio decorados con cebollino picado, guarneciéndolos, por ejemplo, con pasta con ajo.
- ¡Qué aproveche!
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