- Raciones: 6 Persona(s)
- Tiempo de Preparación: 20
- Tiempo de Cocinado: 3
- Calorías: 420
- Dificultad:
Fácil
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Cádiz despliega un influjo mágico capaz de embriagarte, no solo con sus maravillosas playas y la calidez humana de sus gentes, sino también a través del viaje gustativo. Considerada la ciudad más antigua de España, y una de las más longevas de Europa, fue fundada por navegantes fenicios, bautizándola como Gadir, 80 años de la Guerra de Troya, lo que nos conduce al año 1104 a.C. Actualmente, se consolida como un destino turístico de primer orden gracias a su historia.
A los que sus calles les resulten todavía ajenas, les recomiendo encarecidamente recorrer el paseo marítimo, capaz de deleitarnos con unas excepcionales vistas a la Catedral de Santa Cruz. Tampoco podemos dejar de visitar la Plaza de San Juan de Dios, el Barrio de Pópulo o el majestuoso Castillo de Santa Catalina, sin olvidarnos del Mercado Central. En este mercado podremos degustar algunas de las especialidades más demandadas de la fritura gaditana, como el cazón en adobo.
Los adobos arribaron en la península en la última etapa de la Edad Media, legado rescatado de la zona castellana y aragonesa, convirtiéndose en un método de conservación sin parangón. Evidentemente, ahora no constituye una técnica enfocada en la preservación, tomándose como un aliño que potencia y magnifica el sabor de un pescado de por sí exquisito. Curiosamente, muchos ignoran que cuando hablamos del cazón, se trata, en efecto, de una especia de tiburón pequeño.
En muchos lugares se le denomina bienmesabe, acepción que engloba más de una elaboración, alguna de ellas dulces. La receta no entraña demasiados misterios, partiendo de un adobo sencillo a base de pimentón y vinagre, que hace de infusor de otras especias. Sin lugar a dudas, la diferencia, la marca la fritura, para la que se requiere cierta destreza y delicadeza. Asimismo, como en otras frituras andaluzas, la harina de garbanzo sustituye en parte o totalmente a la de trigo.
Ingredientes
Instrucciones
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- Comenzaremos limpiando el pescado, el cual suele venir presentando en rodajas, aunque otra opción pasa por pedirle al pescadero que nos los prepare para el adobo. Retiraremos la espina dorsal, eliminando la piel, cortándolo en trozos de bocado. Es un pescado libre de espinas, por lo que resulta ideal para niños y personas mayores, siempre más propensos a atragantarse con estas.
- Entretanto, pelaremos los dos ajos, machacándolos en un mortero junto a las especias, a saber; el orégano, el comino y el pimentón, además de la sal marina. Cuando el ajo se encuentre complemente majado, es decir, hecho una pasta, verteremos el vinagre de Jerez, seguido del agua, que nos ayudará a rebajar un poco la acidez para conseguir unos matices sutilmente equilibrados.
- Introduciremos en un bol amplio el cazón cortado, sumergiéndolo en el adobo, procurando que quede completamente cubierto. Taparemos con film transparente, macerándolo en la nevera por un tiempo aproximado de 8 horas. Transcurrido el tiempo, nos pondremos con la fritura, colando primeramente el cazón para que escurra el exceso de líquido. En un plato hondo echaremos la harina.
- Al mismo tiempo, calentaremos una parisién a fuego medio con abundante aceite de oliva virgen extra suave, llevándolo a unos 180º grados de temperatura. Poco a poco, pasaremos los trozos de cazón por la harina, sacudiéndolos antes de introducirlo en el aceite. No os apresuréis mucho a rebozarlos, ya que la humedad del pescado apelmaza la harina y nos obliga a añadir más.
- Este paso se lleva a cabo instantes antes de freír el pescado. En pequeñas tandas, freiremos los trozos de cazón, cerciorándonos que adquieren un color ligeramente dorado, que no oscuro. Con una raña, los escurriremos y retiraremos a un plato amplio provisto de un papel absorbente, quedando una ligera coraza crujiente y un interior jugoso, en un bocado de placer sin igual.
- Dado que han estado sumergidos en vinagre por mucho tiempo, el pescado se encuentra prácticamente cocinado antes de freírlo. Con todo el pescaito frito, solo nos queda presentarlo como ración en un plato al que acompañará unas rodajas de limón y un poco de perejil picado espolvoreado. Degústalo cuando todavía permanezca caliente. ¡Un cazón en adobo espectacular!
- ¡Qué aproveche!
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