- Raciones: 4 Persona(s)
- Tiempo de Preparación: 25
- Tiempo de Cocinado: 150
- Calorías: 450
- Dificultad:
Fácil
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Continúanos desplegando recetillas que si bien no forman parte del recetario de la abuela, más pronto que tarde se acabarán colando dentro de los imprescindibles habituales. La cocina, como me he hartado de repetir, es un ente voluble, sujeto a cambios históricos y sociales, moldeándose a imagen y semejanza de los habitantes de una región. Todos nos hemos dejado caer alguna vez por un restaurante chino, motivados por esa insaciable voluntad que es la curiosidad humana.
Tal vez hayas quedado gratamente sorprendido con ciertos platos, especialmente con aquellos que rompen diametralmente con el concepto de sapidez occidental, bastante encorsetado en comparación al infinito torrentes de sabores con el que nos deleita la gastronomía asiática. Dentro de la cocina tradicional china cantonesa, dicho sea de paso, la que goza de mayor popularidad en España, la salsa hoisin desempeña un papel relevante, erigiéndose como una de las más utilizadas.
Tampoco es raro encontrarla en Vietnam, otorgando a carnes y pescados una potencia abrumadora, capaz de incendiar los paladares nóveles. Describir un sabor se antoja siempre complicado, pero podríamos concretar que es una mezcla de agrio, salado, dulce y un ligero picante, presentándose con un color oscuro casi azabache y una textura más densa que la brea. Probablemente, el primer impacto nos haga desistir, sin embargo, se le acaba cogiendo el gustillo.
Es indispensable en el pato pequinés o laqueado, el Pho vietnamita o la costillas de cerdo, elaboración que, por sencilla y sabrosa, resulta sumamente gratificante. Está compuesta por almidón de arroz, patata y trigo, además de soja, chiles, melaza y vinagre, a lo que adicionalmente algunos fabricantes añaden un mix de especias, incrementando aún más si cabe su vigor. Si estás cansando de los aburridos aderezos occidentales, atrévete con estas costillas de cerdo hoisin.
Ingredientes
Instrucciones
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- Algo que me fascina de la cocina china, es la cantidad de salsas preelaboradas de las que disponen, capaces de transformar cortes humildes en auténticas delicatessen. Nunca falta en mi despensa un bote de salsa hoisin, concretamente, la de la marca Lee Kum, presente en multitud de grandes superficies y comercios online como Amazon. Dura hasta 1 año abierta en el frigorífico.
- Las 5 especias chinas son otro recurso habitual de la cocina cantonesa, compuesta por anís estrellado, pimienta de Shichuan, clavo de olor, hinojo y una pizca de canela. Comenzaremos seleccionando un buen corte de costillas, preferiblemente baby back un anglicismo para designar a las costillas de cerdo más pequeñas, las que se obtienen de la parte cercana al lomo.
- Espolvorearemos las especias de forma que cubran por completo la superficie de las costillas, presionando con la mano para que queden adheridas. Filmaremos al ras, apretando el film a la carne, mandándola a la nevera un par de horas. Transcurrido el tiempo, las sacaremos del frío y retiraremos el film, embadurnándolas generosamente con la salsa, ayudándonos de una brocha.
- Envolveremos las costillas en papel de hornear, como si de un papillote se tratase. Tal vez estéis pensando en que el papel albal cumpliría la misma función, no obstante, y pese a que podría sacarnos de un apuro, no lo recomiendo en absoluto. El aluminio tiene facilidad para transferirse a los alimentos en presencia de sal y/o ácidos, algo que se encuentra abundantemente en la salsa.
- Entretanto, precalentaremos el horno a 150º, con calor arriba y abajo, sin función ventilador. Terminaremos por esparcir el azúcar moreno, el cual puede sustituirse por azúcar de flor de coco o, incluso, miel. La finalidad del azúcar no es otra que conseguir una apetecible y frágil costra caramelizada. Introduciremos las costillas a media altura sobre una bandeja de horno universal.
- Contaremos 150 min, es decir, dos horas y media para que la carne quede completamente cocida, hasta el punto que el hueso se separe con suma facilidad de la carne. Retiraremos el papel de hornear, exponiendo las costillas al calor directo del horno. Ahora subiremos la potencia a 200º, y elevaremos la bandeja un peldaño, haciendo que esté más cerca de la resistencia de arriba.
- Hornearemos 15 min, o hasta que la salsa se caramelice, sin llegar a quemarse, proceso que se acelera rápidamente cuando comienza a dorarse, por lo que recomiendo estar muy pendiente en el tramo final. Como sugerencia de presentación, te proponemos servir acompañadas de unas clásicas e inigualables patatas panderas, o también, unas verduritas salteadas con salsa de soja.
- ¡Qué aproveche!
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