- Raciones: 4 Persona(s)
- Tiempo de Preparación: 20
- Tiempo de Cocinado: 45
- Calorías: 400
- Dificultad:
Media
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La croqueta de cocido es un microcosmos que condensa todo el arte culinario acumulado a lo largo de los siglos, deleitándonos con un mordisco que juega con las texturas y los consabidos platillos de nuestra cultura. Pese a que internacionalmente se reconoce a España como la cuna de la croqueta, es Francia la única legitimada a arrogarse su invención. De hecho, la palabra croqueta proviene de la voz francesa croquer, traducido como crujir; toda una declaración de intenciones.
Encontramos la primera receta en 1691, publicada en el recetario Le cuisiner roial et bourgeois, del cocinero François Massialot, quien trabajó para, entre otros, el mismísimo duque de Orleans. Se mencionan hasta en 15 ocasiones, tomando partido casi siempre como entrantes. Muchos estarán imaginándosela como la típica que estamos acostumbrados a ver que encierra detrás de un fino pero crujiente rebozado una bechamel líquida muy sabrosa, aunque nada más lejos de la realidad.
Estas se presentaban como una especie de bolitas formadas por una farsa de picadillo de carne, trufa, huevos y diferentes hierbas. Posteriormente, se redondeaba con las manos, de un tamaño aproximado que variaba entre el de un huevo y una nuez, pasándolas luego por huevo y pan rallado, friéndolas por último en abundante aceite. No sería hasta finales del siglo XVIII, cuando la bechamel pasaría a constituir el alma de la croqueta, gracias al legado de Louis de Béchameil.
A mediados del siglo XIX la croqueta ya goza de un estatus innegable en la gastronomía popular española, con recetarios que recogen croquetas de conejo, ternera, merluza o salmón. Dada la versatilidad de la bechamel, que no deja de ser una salsa grasa que actúa como hilo conductor de los sabores, podemos concebirlas como un plato de aprovechamiento. Probablemente, en este sentido, las croquetas de cocido sean las más populares de España. ¡Prepáralas en la Thermomix!
Ingredientes
Instrucciones
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- Es probable que la Thermomix nos ahorre un tiempo destacable en lo que se refiere a la elaboración de la bechamel, aun así, las croquetas siguen siendo un plato bastante laborioso. Primeramente, colocaremos en el vaso de la Thermomix la carne sobrante del cocido, desprovista de huesos y piel. Las carnes aquí propuestas ejemplificativas de un cocido típico español.
- No obstante, es posible que en tu tierra —o en tu casa— el cocido incluya otra serie de ingredientes proteicos, algo que no debería ser un obstáculo para seguir esta receta. Siéntete con libertad de introducir las carnes que quieras, respetando siempre las proporciones indicadas para que cada bocado contenga tropezones. El chorizo o la morcilla pueden ser muy interesantes.
- Daremos 5 golpes de turbo, sacaremos y reservaremos para más tarde. Verteremos en el vaso, no sin antes trocear el puerro previamente lavado. Lo cortaremos en trozos de unos 2 o 3 centímetros, seleccionando velocidad 4 durante 3 segundos. Programaremos 4 minutos a temperatura Varoma y velocidad 1, vigilando que el puerro no agarre demasiado color.
- Seguidamente, añadiremos la harina, rehogándola 2 minutos a 100º y velocidad 4. Es importante que la harina se cocine bien, sin que llegue a tostarse, pero sí perdiendo su sabor a crudo. Terminado el roux, incorporaremos la leche junto al caldo de cocido, una pizca de nuez moscada y salpimentaremos. Programaremos 20 minutos, a 100º de temperatura y velocidad 4.
- Sed cautelosos con la sal, pues el caldo del cocido, especialmente si lleva jamón, tiende a resalarse, haciéndose más patente cuando este se reduce. Tan desagradable son unas croquetas sosas como unas demasiado saladas, por lo que os animo a probar constantemente la masa. Introduciremos la carne y simplemente mezclaremos a velocidad 4 durante unos segundos.
- Tal vez hayas quedado sorprendido por el tiempo que hemos marcado para cocinar la bechamel, y no, no se trata de una errata. Esto tiene una explicación muy sencilla, y es que a más se cocine la bechamel, tanto mejor concentrará el sabor. Soy partidario siempre de cocinarla al menos entre 20 y 30 minutos, destapando aromas y sabores que de otro modo permanecerían ocultos.
- Antes de que se enfríe, extenderemos la masa por una fuente refractaria previamente embadurnada con una fina capa de aceite. Mismo proceso haremos en la superficie, lo que impedirá que se forme una costra seca. Asimismo, una vez atemperada, filmaremos la bechamel al ras, evitando que entre en contacto directo con el aire, mandándola a la nevera mínimo 6 horas.
- Te recomiendo también que realices unos pequeños agujeros en el plástico a fin de que no se genere condensación debido al calor residual de la bechamel. Todos estos trucos y consejos marcan la diferencia. Por otro lado, y a modo de inciso, hay quien logra bechameles más líquidas espesándolas con gelatina que luego pierde la consistencia en la fritura. ¡Una locura!
- Transcurrido el tiempo, llega uno de los puntos para muchos más difíciles, el de bolera y especialmente, el de freír las croquetas. Vamos a ser meticulosos para que todo fluya como una fina bechamel. Prepararemos tres platos, a saber: uno con pan rallado o panko, otro con los huevos ligeramente batidos, y uno más con harina de trigo, la misma que usamos para el roux.
- Nos enharinaremos las manos y tomaremos porciones de masa, boleándolas con ambas manos y dándoles el tamaño aproximado de una nuez. Ten en cuenta que, cuanto más pequeñas, más fácil será freírlas sin que exploten. Después las enharinaremos ligeramente, sacudiéndolas antes de sumergirlas en el huevo batido. Las escurriremos y pasaremos por el pan rallado o panko.
- Personalmente, me decanto por el panko como una opción más apropiada porque da una entereza y crujiente que no aporta el pan rallado. Procuraremos que no quede absolutamente ningún hueco por cubrir, volviéndolas a pasar otra vez por el panko si fuera necesario. Las iremos acomodando en un plato amplio o bandeja sin apilarlas, filmándolas y refrigerándolas 15 minutos.
- Entretanto, verteremos abundante aceite de oliva virgen extra suave o girasol alto oleico en una parisién, calentándolo a 175º - 180º. No escatimes en aceite, pues en contra de toda lógica, la croqueta, como cualquier otro producto, observe menos grasa si se encuentra completamente sumergida. A su vez, prepararemos un plato cubierto con papel de cocina para depositarlas.
- Iremos friéndolas en pequeñas tandas, ya que no nos interesa que la temperatura del aceite fluctúe demasiado, ni por arriba ni por abajo. De una temperatura estable dependerá en buena medida la calidad de la fritura, fundamental para un resultado óptimo. Buscaremos tonos ligeramente dorados, ámbar, retirándolas al plato con papel de cocina sin amontonarlas.
- ¡Qué aproveche!
Aclaración sobre el uso de Thermomix en mis recetas
Quiero dejar claro que las recetas que aparecen en mi blog hechas para Thermomix no están patrocinadas, avaladas ni afiliadas de ninguna manera con Vorwerk, la empresa que fabrica y comercializa los robots de cocina Thermomix.
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