Receta de roscos fritos de la abuela

Roscos fritos de la abuela

Postres 9073 Última Actualización: 20/12/2024
Roscos fritos de la abuela
  • Raciones: 10 Persona(s)
  • Tiempo de Preparación: 30
  • Tiempo de Cocinado: 20
  • Calorías: 280
  • Dificultad: Fácil


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Acostumbrados a la influencia hegemónica del mundo anglosajón, tendemos a pesar erróneamente que son los descubridores de todo cuanto se presente ante nuestros ojos. Ciertamente, la rosquilla, tan íntimamente ligada a los cafés americanos, es una elaboración genuinamente española; recogiendo el legado primero de los romanos y luego de los árabes. Los postres de sartén, donde cabría englobar a los roscos fritos, datan del siglo X en Al-Ándalus.

Al principio su forma recordaba más a la de los típicos buñuelos que a una rosquilla con agujero en el centro, refinándose siglos después con un agujero central que permitía una fritura más homogénea. Por simple que esta técnica pudiera parecer a priori, se atribuye su invención a un marino holandés quien, por casualidad, pinchó una rosquilla justo en el centro con el pimentero. Más tarde se sumó al cóctel el huevo, dotando a los roscos de mayor suavidad y esponjosidad.

A pesar de que su influencia se extiende por toda la península, Andalucía, como epicentro de este pecaminoso bocado, presumen de albergar las mejores confiterías especializadas en roscos fritos. Precisamente, en su sencillez radica su grandiosidad, pudiéndose preparar con apenas un puñado de ingredientes de uso cotidiano, a saber: harina, huevos, aceite, agua, levadura y azúcar, además de perfumes naturales como el que aporta la canela, la vainilla, el limón o, incluso, el anís.

Suelen llevarse a cabo coincidiendo con la Semana Santa, aunque pocos son los que se resisten a degustarlo puntualmente en otras épocas del año. Como yo, seguramente que muchos lectores sean de carácter caprichoso, ignorando los convencionalismos sociales cuando se trata de comer. Disfruta una torrija o de estos deliciosos roscos fritos fuera de temporada, ya que resultan extraordinariamente fáciles de elaborar y tienden a conservarse bien si los congelamos.

Ingredientes

Instrucciones

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  1. Toda flor de sartén que se precie, comienza infusionando una cáscara de limón en aceite de oliva virgen extra suave (acidez máx. 0,4 º). Pelaremos el limón con cuidado de no arrebatar la parte blanca, el albedo, que es la que le confiere ese profundo y desagradable sabor amargo. En una parisién verteremos los 250 ml de aceite e introduciremos la corteza, llevándolo a fuego mínimo.
  2. Dejaremos que el aceite alcance temperatura, hasta los 150º aproximadamente, apagando el fuego y dejando la corteza en su interior mientras se enfría. Agarraremos un bol grande donde batiremos la leche junto a los huevos, batiendo con una varilla al mismo tiempo que vamos incorporándolos al azúcar. Espumaremos los huevos para conseguir una textura aireada.
  3. Verteremos el aceite aromatizado, seguido de la levadura, integrándolos en la mezcla. A continuación, le tocará el turno a los ingredientes secos, en este caso la harina, la cual iremos añadiendo poco a poco pasándola por un cedazo o colador. A la vez, removeremos con una lengua o las mismas manos, procurando como siempre que no se forme ningún grumo.
  4. Cuando esta ya sea lo suficientemente manejable, la pasaremos a una superficie de trabajo enharinada, amasando con las manos hasta lograr una textura firme y lisa. Recordad que no todas las harinas tienen la misma capacidad de absorción, así como todos los huevos no pesan lo mismo, por lo que es probable que tengáis que ajustar mínimamente estas proporciones.
  5. Filmaremos la masa y la dejaremos reposar 2 horas, introduciéndola en la nevera si hiciera mucha calor. Transcurrido el tiempo, nos untaremos las manos con aceite de girasol y bolearemos la masa realizando un agujero en el centro, racionándola en pequeñas porciones. Existe también otro método que consiste en formar un churro y unir los extremos, escoge el que te plazca.
  6. Pondremos abundante aceite de girasol a calentar en una parisién hasta que alcance los 180º, intentando mantenerla estable a lo largo de toda la fritura. Con al aceite caliente, iremos friendo los roscos en pequeñas tandas, teniendo en cuenta que crecerán considerablemente. Los iremos volteando con una araña, buscando un color ligeramente dorando, no demasiado oscuro.
  7. Se demorarán alrededor de 3 minutos, retirándolos a una fuente provista de papel de cocina absorbente. Antes de que se atemperen del todo, los rebozaremos en azúcar blanquilla. Si aguardas a que se enfríen, probablemente el azúcar no se adherirá a la superficie. Esta sencillísima cobertura puede sustituirse por una mezcla con canela o mi preferida, una ganache de chocolate.
  8. ¡Qué aproveche!

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Autor Cristina Cristina

¡Hola! Me llamo Cristina, nací en Córdoba, soy dietista y adoro la cocina tradicional ¡Espero que disfrutes mis recetas!


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