- Raciones: 8 Persona(s)
- Tiempo de Preparación: 45
- Tiempo de Cocinado: 120
- Calorías: 280
- Dificultad:
Fácil
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Hoy os presento una receta especial: la tarta de calabaza de la abuela. Aunque, en realidad, es más un bizcocho esponjoso que una tarta tradicional, y es sumamente fácil de preparar.
Pero antes de ver cómo hacer la tarta de calabaza de la abuela, vamos a conocerla un poco mejor.
Todos hemos crecido con esas películas americanas que retratan una sociedad organizada en torno a clichés, muchos de ellos relacionados con la cotidianidad de la alimentación.
La tarta de calabaza, conocida en Estados Unidos habitualmente como pumpkin pie es uno de los exponentes más representativos de esta teoría sociológica, convirtiéndose en una habitual de Halloween, Navidad, sin olvidarnos del Día de Acción de Gracias.
Muchos creen —erróneamente— que la calabaza procede de América, aunque su origen se encuentra en Asía. En cualquier caso, la variedad Cucurbita pepo, habitual al hacer pumpkin pie, sí es originaria de América.
Antiguamente, no existían más motivos para su cultivo que la extracción de las preciadas semillas, sin embargo, con el paso de los años y la hibridación de diferentes variedades, aparecieron frutas más dulces y ricas.
Así, la calabaza consiguió asentarse en aquellos países que poseían un clima cálido, ideal para su proliferación.
La tarta de calabaza de la abuela tradicional americana
La historia de la tarta de calabaza arranca hace mucho, concretamente en noviembre de 1620, cuando la embarcación Mayflower arribó en las costas Massachusetts, procedente de Inglaterra.
Los peregrinos que desembarcaron en la región, escapaban de las condiciones miserables y esclavistas de su país, pasando a la historia como los primeros inmigrantes de Norteamérica. Su nuevo hogar no era en principio un oasis de prosperidad, con duros inviernos que impasiblemente diezmaban la población a pasos agigantados.
Pronto encontrarían la inestimable ayuda de los nativos, quienes, entre otras cosas, les enseñarían a sembrar y cultivar, sobre todo maíz y calabaza.
Terminado el otoño, y con motivo de las buenas cosechas, los colonos aceptaron las ofrendas desinteresadas de los indígenas, preparando un suculento pastel de calabaza que poco se parece al actual.
Durante años se mostraron reticentes a su consumo, hasta que la divina providencia castigó su insolencia, mandándoles la plaga del mar; el escorbuto.
Primeramente, vaciaban las calabazas, rellenándolas con nata, huevos, especias y miel, cociéndolas luego en un horno de tierra.
Con el paso de los años fue transformándose en algo más parecido a lo que disfrutamos hoy.
Cómo hacer tarta de calabaza de la abuela
Antes de nada me gustaría hacer una pequeña aclaración, y es que esta
tarta de calabaza de la abuela que hoy os traigo no es la versión tradicional americana, sino que es la
versión tradicional que se suele hacer en nuestro país adaptada de la primera, aunque el resultado no desmerece en absoluto a la original.
Por ello, obvia algunos ingredientes típicamente norteamericanos, que aquí son menos habituales, y los sustituye por otros más fáciles de encontrar. Prescinde, a su vez, de la típica masa quebrada que lleva la receta original americana y en su lugar coloca una base de galleta machacada con mantequilla.
Lo maravilloso de esta tarta, además de su sabor, es que puede elaborarse con muy poco azúcar, ya que la calabaza resulta lo suficientemente dulce, por lo que su cantidad de azúcar es un poco menor al de otras tartas, pero eso no significa que sea un postre realmente sano ni que se deba consumir sin mesura.
Vamos a ver la receta.
Ingredientes
Instrucciones
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- La peculiaridad más diferenciadora de esta tarta es el hecho de que la calabaza se asa, caramelizándose y descubriendo un sabor arrollador. Retiraremos cuidadosamente su piel gruesa con un cuchillo bien afilado, tratando de no cortarnos. Recomiendo además utilizar guantes para evitar que las manos entren en contacto con esa salvia pegajosa que brota al pelarla.
- Precalentaremos el horno a 180ºC con calor arriba y abajo, seleccionando la función ventilador. Entretanto cortaremos, despepitaremos y cortaremos la calabaza en trozos de más o menos 2 cm. de lado, aunque no es necesario que nos esmeremos demasiado. Los echaremos a un bol grande junto a los 25 g. de mantequilla derretida, cerciorándonos que quede cubierta por todos lados.
- Extenderemos la calabaza en una bandeja universal de horno, introduciéndola a media altura por un tiempo aproximado de 45 minutos, o hasta que observemos que ha quedado tierna y ligeramente dorada. Cada 15 minutos echaremos un vistazo y removeremos para permitir que se ase de manera uniforme. Procura esmerarte en este paso, ya que el depende el éxito del postre.
- Transcurrido el tiempo, sacaremos la bandeja y dejaremos que la calabaza se atempere. Al mismo tiempo, iremos preparando la base de galletas. Simplemente, trituraremos nuestras galletas preferidas con un triturador de alimentos o morteros, derritiendo los 70 g. de mantequilla y vertiéndola sobre la misma. Mezclaremos hasta conseguir una pasta totalmente homogénea.
- Tomaremos un molde redondo de unos 22 centímetros de diámetro, forrando el interior con papel sulfurizado, el cual adheriremos con mantequilla en spray o similar. Repartiremos la galleta en el fondo, esmerándonos para repartirla uniformemente, a la vez que vamos presionando y compactando la mezcla. Iguala la superficie para conseguir un resultado visualmente atractivo.
- En un mortero añadiremos los clavos de olor y la sal, machacándolos hasta reducirlos a polvo. Aparte, en un cuenco grande, incorporaremos el azúcar blanco y moreno, seguido de la canela, la nuez moscada, el jengibre y los clavos con la sal. Mezclaremos y añadiremos los 3 huevos, batiéndolos ligeramente con una varilla. Volcaremos la calabaza asada en el huevo.
- Agrega la nata líquida y tritura con la batidora hasta dejar una masa fina. Vierte la mezcla en el interior del molde y mándalo al horno 45 minutos a 170ºC con calor arriba y abajo. En cuando la tarta deje de menearse como un flan, presentando un apetecible color dorada, la sacaremos, pues significará que ya está lista para comer. La prueba del palillo también es infalible.
- Antes de consumirla, se aconseja dejarla enfriar fuera de la nevera, aunque puede refrigerares luego sin problema. Como sugerencia de presentación, te propongo acompañar una ración con un poco de nata montada o, si lo prefieres, con yogur griego, rematando con una lluvia de canela molida. Déjate sorprender por esta receta con sabor puramente americano.
- ¡Qué aproveche! Y si te gustan las recetas de calabaza no olvides probar la deliciosa calabaza frita receta de la abuela o el también increíble bizcocho de calabaza de la abuela. Te encantarán.
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