Receta de bizcocho de almendra de la abuela

Bizcocho de almendra de la abuela

Postres 3594 Última Actualización: 20/12/2024
Bizcocho de almendra de la abuela
  • Raciones: 6 Persona(s)
  • Tiempo de Preparación: 20
  • Tiempo de Cocinado: 35
  • Calorías: 380
  • Dificultad: Fácil


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España acogió en su seno al almendro hace más de 2000 años, siguiendo la estela de Persia, Siria e Israel y, por supuesto, los griegos, quienes se encargarían de disimilarlo por el Mediterráneo. Su fruto, la almendra, es en la actualidad el más consumido de todo el mundo, concentrándose su producción en dos países, España y Estados Unidos, más concretamente en California. Juntos suman más de dos millones de hectáreas dedicadas en exclusiva a este árbol bíblico.

Como ocurre con otros frutos de consumo cotidiano, su versión silvestre, la que podíamos encontrar floreciendo libremente ajena a la mano del hombre, no poseía el sabor de las actuales, es más, ni siquiera eran comestibles por su alto nivel de toxinas. La sustancia, que fue usada por romanos, griegos y egipcios para conspirar contra traidores, no es otra que la amigdalina que, al ser ingerida, se transforma en el anión de cianuro. ¡Aún está presente en las almendras salvajes!

Gracias a un cambio caprichoso en un gen del fruto, mutación que podría haber ocurrido hace más de 10000 años en el Cercano Oriente, las almendras resultan deliciosas y nutritivas. Desde entonces, la influencia de la almendra en la cultura gastronómica no ha hecho más que crecer, especialmente cuando nos referimos a la repostería. En España, la tarta de Santiago, es uno de los más representativos exponentes de su uso, aunque fuera encontramos otras pertinentes delicias.

Francia puede presumir del que, para mí, es el mejor bizcocho de almendra del mundo, el Gâteau Nantais, creado en 1820 por un célebre maestro pastelero llamado Rouleau, afincado en el barrio Saint-Clémen. En sus proximidades se alzaba el puerto de Nantes, número 1 en Europa en el siglo XVII, como epicentro de la eclosión cultural promovida por la ruta comercial triangular, donde arribaban multitud de productos por aquel entonces exóticos: azúcar, ron o vainilla, entre otros.

Relegado al olvido, este bizcocho de almendra es rescatado por la industria en 1910, captando el interés del conglomerado Lefevre Utile, o más conocida por su acrónimo LU. Denominado en ocasiones pastel del viajero, se convirtió en un rotundo éxito de ventas, además de un emblema nacional de su cocina. Sencillamente perfecto, un bocado dulce y consistente en el que brillan notas a ron y mantequilla, combinadas impetuosamente con el azúcar y la almendra. ¡Imperdible!

Ingredientes

Instrucciones

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  1. Comenzaremos precalentando el horno a 180º, con calor arriba y abajo, activando la función de aire. Engrasaremos un molde de pancake o, en su defecto, uno circular. Untaremos mantequilla por toda su superficie, espolvoreando harina y sacudiendo el exceso.
  2. En un bol agregaremos la mantequilla junto al azúcar, batiéndola enérgicamente hasta conseguir una crema blanca, cremosa y que haya incrementado notablemente su volumen. Probaremos para cerciorarnos de que el azúcar ha quedado completamente disuelta en la mezcla.
  3. Entretanto, tamizaremos la harina en un bol, e incorporaremos la almendra molida, seguida de la levadura química. Con la mantequilla ya blanqueada, añadiremos los huevos de uno en uno. Iremos integrándolos de este modo, logrando una masa de aspecto cortado.
  4. Volcaremos los secos sobre los ingredientes húmedos, poco a poco y batiendo al mismo tiempo que van cayendo, integrándolos hasta lograr una masa homogénea. Finalmente, vertemos el ron, repartiéndolo equitativamente por la masa, procurando que no quede alcohólica.
  5. Repartiremos la masa en el molde, asentándola, para lo cual golpearemos ligeramente el fondo del mismo contra la mesa protegida con un paño de cocina. Introduciremos en el horno sobre una rejilla a media altura, cociéndolo alrededor de 30 o 35 minutos, o hasta que esté listo.
  6. Recuerda que se trata de un bizcocho con la miga húmeda, no obstante, debe cocerse por completo, algo que podremos comprobar con el socorrido truco del palillo. Transcurrido el tiempo oportuno, lo sacaremos del horno, atemperaremos y desmoldaremos en una rejilla.
  7. Aprovecharemos este lapso de tiempo mientras se enfría para preparar el glaseado. En un cuenco sumaremos el azúcar glas, sin olvidarnos del agua y el ron, consiguiendo una mezcla homogénea. Con una cucharilla, dispondremos el glaseado por todo el bizcocho, repartiéndolo uniformemente.
  8. Dejaremos reposar al menos media hora para que el glaseado se endurezca. Como sugerencia de presentación, os proponemos decorarlo con merengue seco o similar. Puesto que es un bizcocho pesado, puede conservarse en la nevera filmado al ras por un tiempo de máximo 7 días.
  9. ¡Qué aproveche!

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Autor Cristina Cristina

¡Hola! Me llamo Cristina, nací en Córdoba, soy dietista y adoro la cocina tradicional ¡Espero que disfrutes mis recetas!


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