Dulces y deliciosas, las mermeladas forman parte inherente de los desayunos y meriendas, aunque igualmente sirven en no pocas ocasiones como contra punto dulzón a un producto salado. Uno de los anhelos del hombre antiguo, fue el de conservar la fruta, nutritiva, saludable y rica, pero perecedera por definición. Recientes estudios corroboran que las primeras mermeladas se llevaron a cabo en el Antiguo Egipto, bajo el mando de Ramsés II el Grande, hace más de tres milenios.
Promulgó la creación de una nueva figura para la elaboración de confituras, en un principio, consistentes en fruta, hierbas y algunas especias, convirtiéndose en fetiche de los faraones. No todas las frutas eran aptas para someterse a este proceso, seleccionando tan solo aquellas que demostraran una mayor jugosidad y carnosidad, como el albaricoque. Luego de extraer el hueso, la carne se introducía en agua hirviendo, para finalmente reposar en ánforas con agua almibarada.
Con la aparición del azúcar durante la Edad Media, la tarea de confitar se volvió más amena, cubriendo simplemente las frutas con abundante azúcar, dando lugar al confite. Dada la escasez del azúcar y, a menudo, de la fruta, las mermeladas solo estaban a disposición de las gentes acaudaladas, guardando sitio junto a los caramelos, almíbares y otras golosinas. Se reservaban para los grandes convites, agasajando a los comensales en una exhibición de pura ostentación.
En España el primer registro historiográfico que menciona la mermelada aparece en Murcia, fechado en 1238 y escrito por Ibn Razin al-Tuyibi, en su tratado Relieves de las mesas. Aquí recoge el término, sin embargo, la acepción difiere ligeramente de la actual, encontrando una especie de obleas desmigadas que se mezclaban con miel o sirope. Pese a sus diferencias, la finalidad era la misma, endulzar los platos de la misma manera que lo hacen las mermeladas contemporáneas.
Botánicamente hablando, el pimiento no deja de ser una fruta, además de presentar un dulzor predominante, sobre todo en sus variantes rojas, amarillas y anaranjadas. Recientemente, un famoso Tiktoker sorprendió a todos mostrando un vídeo donde sexaba los pimientos, diferenciándolos por tetones, clasificando a los que tenían 3 como machos y a los que tenían 4 como hembras, siendo estos últimos los más dulces. ¡A efectos prácticos es una técnica infalible!
Sabiendo esto, y teniendo en cuenta que el color del pimiento viene determinado por su madurez, realizaremos una mermelada de pimientos sublime, ideal para acompañar multitud de platos. Tal vez solo se te ocurra untarla en una rebanada de pan cubierta de mantequilla, sin embargo, sus aplicaciones son infinitas. Desde unas tostas de pan brioche con queso de cabra coronadas con mermelada de pimientos, hasta una hamburguesa de buey, pasando por una pechuga de pollo.
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