- Raciones: 4 Persona(s)
- Tiempo de Preparación: 25
- Tiempo de Cocinado: 30
- Calorías: 490
- Dificultad:
Fácil
Ver en Instagram
Acostumbramos a degustar platos de pasta con carne, no obstante, los mariscos logran maravillarnos también cuando confluyen en el mismo plato con los tallarines. Por definición, la pasta es un preparado a base de sémola de trigo a la que se añade ocasionalmente huevo, resultando en una masa de consistencia variable y sabor tirando a neutro. De su sabor equilibrado, emana una versatilidad que los convierte en el producto central de la rica gastronomía italiana.
Pese a la fama merecida que se han granjeado los italianos como embajadores mundiales de la pasta, los primeros fideos se sospecha que provienen de China, encontrándose ya entre la dieta de sus habitantes un milenio antes que en Italia. Estrictamente, la pasta, tal y como la conocemos en Europa o Latinoamérica, es un legado italiano, ya que está elaborada con trigo, mientras que en China siempre se decantaron por la soja o el arroz, diferencia más que sustancial entre ambas.
No son pocas las veces que tenemos que recurrir a la etimología de las palabras para acercarnos, aunque sea someramente, al surgimiento de lo que estas designan. La palabra tallarín estriba del vocablo italiano tagliarini, el cual a su vez procede del verbo tagliare, o sea, cortar. En la cuenca Mediterránea, los griegos, haciendo alarde de un conocimiento inusitado para su época, ya manufacturaban algo parecido a la pasta seca actual, la lagana, deshidratada directamente al sol.
En España no hemos cultivado esa devoción ciega por la pasta, desarrollando, eso sí, una vasta cultura ligada al arroz, especialmente en la zona de Levante, sin embargo, son cada vez más los paladares que se dejan engatusar por este genuino alimento italiano. Los tallarines a la marinera reconcilian el mar con la tierra, el trigo con las gambas, los mejillones y el calamar, en un plato digno de los paladares más exigentes. Potente y abrumadora, seguro que no te dejará indiferente.
Ingredientes
Instrucciones
Antes de ir con las instrucciones, te recuerdo que ya está disponible a la venta mi nuevo libro: Los Consejos de la abuela.
Si quieres echarle un vistazo, o incluso comprarlo, ya sea en papel o en su versión digital, pulsa en este enlace ¡De verdad que estoy segura que te encantará!
- A priori podría parecer un plato que entraña cierta complejidad dada la cantidad nada desdeñable de ingredientes, con todo, resulta mucho más sencillo ejecutar de lo que cabría esperar, obteniendo resultados excepcionales sin demasiada dificultad. Lo importante, como siempre decimos, es seleccionar una materia prima de calidad, sin escatimar en la pasta o el marisco.
- En el mercado podremos encontrar un amplio surtido de pastas, de las más humildes y menesterosas, hasta las pastas frescas al huevo, mucho más digeribles, ricas y nutritivas. Actualmente, muchas pastas secas no palidecen ante las frescas, siendo marcas reconocidas como Rummo, Garofalo, Molisana, De Cecco o, incluso, la cotidiana y humilde Barilla, perfectas.
- Tampoco considero necesario entrar en la calidad del marisco, la cual, se presupone aceptable. No desmerece en absoluto unas gambas y/o calamar congelados, siempre y cuando seamos cuidados a la hora de descongelarlos. Comenzaremos llenando una cacerola con agua, alrededor de 1 litro por cada 100 g de pasta, en nuestro caso, por tanto, unos 4 litros con una cucharada de sal.
- No añadiremos aceite, una manía perniciosa que cualquier italiano tildaría de herejía. Mientras lo llevamos a ebullición, en un sauté verteremos un fino chorro de aceite de oliva virgen extra. Pelaremos y descabezaremos las gambas, confitándolas en el sauté a fuego muy bajo. Una vez hayan soltado el jugo, picaremos una cebolla en juliana fina, y a fuego mínimo, la rehogaremos.
- Entretanto, nos cercioraremos de que los mejillones y las almejas se encuentran perfectamente limpios. Los primeros, basta con el revés de un cuchillo y un estropajo para dejarlos impolutos, mientras que las segundas requieren de uno o dos remojos en agua fría con sal. Transcurridos unos 10 minutos, con la cebolla sudada, agregaremos los ajetes tiernos cortados en mirepoix.
- Tan solo un minuto después, los ajetes habrán tomado color, momento en el que incorporaremos el tomate natural triturando, subiendo el fuego al máximo, y evaporando la humedad del mismo. Seguidamente, sumaremos el calamar en tiras o anillas finas, salteándolo vigorosamente. Mojaremos con el vino blanco e introduciremos los moluscos, a saber, los mejillones y almejas.
- Colocaremos una tapa y mantendremos el fuego al máximo. Al mismo tiempo, con el agua de la pasta hirviendo a borbotones, la coceremos atendiendo a las instrucciones del fabricante, con un tiempo estimado que no suele rebasar los 4 minutos. Escurriremos la pasta, reservando 4 cucharadas del agua de la cocción, añadiéndola al sauté junto al agua, bajando el fuego a la mitad.
- Dispondremos las gambas por encima, salpimentaremos y espolvorearemos un poco de perejil fresco, dejándolo tapado un par de minutos más, suficiente para que los sabores confluyan. Como sugerencia de presentación, te proponemos servir caliente y de inmediato, en un plato hondo. Maridaremos como no podría ser de otro modo con un vino blanco suave, de notas florales.
- ¡Qué aproveche!
Otras recetas que te pueden gustar