- Raciones: 8 Persona(s)
- Tiempo de Preparación: 30
- Tiempo de Cocinado: 40
- Calorías: 380
- Dificultad:
Fácil
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La repostería occidental está fuertemente influenciada por corrientes franceses, convirtiéndose en el referente que se estudia en las más prestigiosas escuelas de cocina del mundo. A comienzos del siglo XVII, la repostería francesa se revela como la más destacable de su entorno, naciendo así la figura del repostero, un maestro especialista en dulces que servía en la corte. Desde entonces, Francia acogió a algunos de los más célebres confiteros de la historia, como fue Antonin Carême.
Pese a este legado de valor inconmensurable, no podemos relegar al olvido nuestras raíces, seguramente menos refinadas y más humildes, pero igualmente meritorias. En España se ha abonado una incuestionable tradición repostera, la cual, sigue conservándose gracias a la tradición oral y el trabajo de las abuelas. Todos conoceréis la tarta de manzana por excelencia, el clásico francés que consta de una base hojaldrada, rellena de crema pastelera y una manzana en láminas.
Seguramente, no conozcas otra versión, sin embargo, el País Vasco, debido en parte a su influencia francesa, cuenta con una tarta de manzana que nada tiene que envidiarle a la francesa.
Igualmente sofisticada, y con más que ciertas similitudes con la que se prepara en el país vecino, la tarta de manzana vasca está formada también por un relleno de manzana y crema pastelera, prescindiendo esta vez de hojaldre, que se sustituye por una de pasta brisa o masa quebrada.
España presume de uno de los campos más fértiles del mundo, aunque la fruta siempre ha estado poco valorada en el exterior. No obstante, los manzanos encuentran en nuestra tierra los nutrientes necesarios para desarrollarse esplendorosamente. Tanto es así, que la variedad Envy de Nufri, cultivada exclusivamente en Soria, ha sido galardonada con el premio Sabor del año 2024, erigiéndose como el mejor fruto de la península, según el experimentado paladar de 80 jueces.
Ingredientes
Instrucciones
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- Comenzaremos preparando la masa de la tarta, batiendo para ello la mantequilla y el azúcar en un cuenco hasta conseguir una textura de consistencia cremosa y un color claro. Mezclaremos las almendras molidas, junto a la levadura en polvo y la harina, agregando a continuación la preparación anterior. Batiremos enérgicamente hasta que consigamos una masa arenosa.
- Extraeremos las semillas de la vaina, añadiéndolas al cuenco, seguidas de las yemas de huevo y el ron, trabajando la masa hasta que todos los ingredientes lleguen a integrarse homogéneamente. Envolveremos el resultado en papel film, dejándola reposar en el frigorífico un mínimo de 12 horas. Pelaremos y cortaremos las manzanas en dados, introduciéndolas en un cazo amplio.
- Seguidamente, verteremos agua hasta cubrirlas, incorporando a su vez el azúcar blanquilla y la vaina de vainilla. Coceremos a fuego muy suave, escalfando la fruta hasta que esté tierna, lo que no debería llevarnos más de 5 - 7 minutos. Retiraremos los dados, reservándolos, tras lo cual reduciremos el líquido hasta que alcance una textura almibarada, utilizándolo luego para el fondo.
- Le llega el turno a la crema de vainilla, haciéndose necesario mezclar en un cuenco las yemas con la maicena y el azúcar. Aparte, en un cazo, llevaremos a ebullición la leche con la vaina de vainilla, agregando posteriormente la preparación del huevo y el azúcar, con la vaina incluida. Verteremos las natillas en un cazo antiadherente, cociéndolas durante unos 5 minutos sin parar de remover.
- Cuando hayan espesado lo suficiente, dejando una capa en la parte posterior de la cuchara, estarán listas para retirar del fuego, apartándolas para que enfríen completamente. Sacaremos la vaina de vainilla en el momento justo que nos dispongamos a preparar la tarta. Precalentaremos el horno a 170º, acomodando los dados de manzana en el fondo de una fuente de tarta tatín.
- Asimismo, puede utilizarse una fuente refractaria, resultado más sencillo, pues pueden disponerse en una única capa. Finalmente, verteremos encima las natillas. Pasaremos el rodillo por la pasta, quedando con unos 5 mm de espesor, extendiéndola sobre las natillas. Pincharemos con un palillo, practicando múltiples agujeros. Hornearemos durante 30 min hasta que se ponga dorada.
- Como sugerencia de presentación, os proponemos pincelar la tarta con el almíbar de manzana luego de haberla sacado del horno, permitiendo que repose al menos 5 minutos antes de servirla. Al igual que ocurriría con la clásica tarta de manzana, puede acompañarse por un helado de elección propia, así como contar con la presencia de algún fruto seco, por ejemplo, las nueces.
- ¡Qué aproveche!
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