Hay algo que me sorprende siempre y es la habilidad para transformar los regalos del mar en platos sublimes, y el figatell de sepia es un ejemplo perfecto de ello.
Pero empecemos por el principio, porque estoy segura que mucha gente no conocerá esta verdadera delicia que son los figatells de sepia.
Originario de la tradición culinaria mediterránea, este plato combina la textura tierna de la sepia con una mezcla de especias y otros ingredientes que realzan su sabor. Y es que la gastronomía valenciana nos deleita con bocados tan deliciosos como desconocidos, como si tratara de preservar celosamente un vademécum culinario con personalidad propia.
Por poner un ejemplo, siempre me ha llamado la atención el esmorzaret, una tradición antiquísima y con arraigo en la comunidad que está definida por un bocadillo de dimensiones un poco excesivas, a menudo relleno de carne de potro o caballo.
Más allá de este contundente almuerzo, y más allá de la archífamosa paella valenciana o su increíble arroz al horno valenciano, la Comunidad Valenciana nos sorprende con elaboraciones como el figatell de sepia que hoy vamos a hacer.
Pero, ¿Qué son los figallets?
A menudo se define a los figatells como una especie de hamburguesas, una amalgama de carne, casi siempre poco nobles, conformando un embutido que se termina generalmente a la plancha.
Esta aproximación supone un agravio comparativo, ya que los figatells surgieron de manera independiente a las hamburguesas, mostrando un respeto sacramental hacia el producto. Originalmente, el cerdo era el protagonista, aunque en la actualidad encontramos varias versiones.
Pese a que tienden a considerarse como patrimonio de la Comunidad Valencia, están más específicamente circunscritos a dos comarcas, la de Marina Alta, con Denia a la cabeza, y Safor, además de en Alto de Vinalopó o Pego, e incluso en Mallorca.
Suele presentarse como una tapa, sobre una rebanada de pan a la que acompaña una salsa.
Cuenta la leyenda que su origen se remonta al siglo XVI, como una evolución lógica del figatellu, un fiambre corso a base de hígado condimentado con ajo, aunque me cuesta verlo, ya que son productos bastante diferentes.
Curiosamente, su grandeza trasgrede fronteras, encontrando figatells por todo el arco mediterráneo, desde Italia, pasando por Chipre y terminando en Córcega.
Para más inri, algunos son capaces de trazar una línea temporal que llegas hasta los fenicios, erigiéndose como la primera hamburguesa de la historia, siglos antes de que los alemanes la llevaran a EE.UU.
De entre todas las adaptaciones vanguardistas, sin duda me quedo con los originales figatells de sepia, que destacan sobre los más habituales de carne.
Vamos a ver cómo podemos hacerlos.
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